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Formación de profesionales y padres de familia hacia una crianza consciente, amorosa, respetuosa y humanizada

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Date
2017Author
Vargas Garzón, Ludyn Rocio
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Cely Niño, Carlos Arturo / Director
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Regañar, golpear, gritar, limitar, abusar son acciones que son aceptadas en la sociedad moderna cuando se trata de disciplinar a niños y niñas, cuántas veces hemos visto, escuchado o experimentado situaciones de esta índole, para lo que se nos hace totalmente normal a la hora de colocar límites y disciplinar a los más pequeños. Cabe preguntarnos ¿Realmente esto en necesario y justo?, o es más bien, el aprendizaje que hemos adquirido desde nuestra niñez para lograrlo, es tan normal, que se ha convertido en la única herramienta para el cuidado y la crianza de los niños y las niñas, dejando atrás lo que nuestro corazón humano nos dicta.
En muchas ocasiones los profesionales de educación infantil se han visto obligados a observar y participar en prácticas inadecuadas de crianza y cuidado por parte de los familiares de estos niños y niñas, sin poder tener argumentos válidos para intervenir y ejecutar acciones desde la disciplina humanizada, porque en muchas ocasiones esta es confundida con la desautoridad y la ligereza en la puesta de límites, desconociendo el verdadero fundamento que trae consigo, yo diría desde mi accionar en mi experiencia pedagógica que estas conductas socialmente aceptadas convergen en la desinformación y porque es lo que en su mayoría, hacen con sus hijos, las instituciones académicas que forman profesionales para la atención de la primera infancia están directamente involucradas para ofrecer en sus planes académicos, herramientas humanas desde el amor, el respeto y la comprensión a sus estudiantes, para que se inicie un cambio generacional, porque la forma de criar trae consigo problemas humanos y sociales, que nos competen a todos.
Se debe partir ante todo de las diferencias que tiene un niño o niña a las de un adulto, se debe entender que este niño y niña tiene etapas evolutivas de desarrollo y crecimiento que deben ser entendidas y atendidas; entendidas al
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saber que un niño o niña posee emociones, impulsos que le despiertan curiosidad, que se comunican a través de estos y con su cuerpo, no pretender que se comporten como adultos pequeños; come, saluda, duerme sólo, se queda en un lugar por un tiempo determinado, etc., y atendidas porque en esta etapa inicial los niños y niñas lo que piden y necesitan es atención en todos los aspectos, impidiendo así la libre, espontánea y natural evolución de los hitos del desarrollo infantil, como lo manifiesta la periodista Berna Iskandar.
Así tan sencillo como se lee, tan real, tan humano. Hablamos de NUESTROS NIÑOS porque ellos constituyen a los y las ciudadanos del hoy y del mañana, en un mundo que estarán a cargo de liderarlo y tomar las decisiones, propiciando desde el inicio los cimientos para generar los cambios que nuestra sociedad necesita, porque es aquí donde debemos empezar, nunca es tarde para comenzar, priorizando el amor, el respeto y la amabilidad en las relaciones humanas desde la crianza.